EL DIOS QUE YO CONOZCO

6.03. El problema de reconstruir un antiguo calendario

Ya que se conoce el calendario egipcio de este período, puede ubicarse el equivalente juliano de la fecha egipcia. Aunque se desconozca el año, puede derivarse del sincronismo de la fecha lunar con la solar, porque la fecha lunar, que se desplaza al menos 10 días en un año, sólo puede concordar con la fecha solar egipcia aproximadamente una vez en 25 años. En esta forma estos papiros de doble fecha pueden fecharse según el calendario juliano AC. Usando estas fechas establecidas como puntos de referencia, puede reconstruirse la tabulación del calendario judío usado en Egipto durante buena parte del siglo V, con un mayor grado de precisión de lo que puede lograrse con el calendario babilónico, aunque puede bosquejarse este calendario con aproximación, durante un período mucho mayor. Con referencia a los calendarios egipcio y juliano, ver CRONOLOGIA BÍBLICA.

Puesto que las fechas de muchos de estos papiros pueden fijarse con una variación máxima de un día, en cada caso se conocen las fechas de todo ese mes con la misma precisión. Existe la posibilidad de la discrepancia de un día, o acaso dos, en la fecha exacta de los otros meses de ese año, si el comienzo del mes dependía aún de la observación de la Luna. El tiempo de la luna nueva astronómica, es decir de su conjunción, puede calcularse en base a tablas lunares modernas para cada uno de estos meses, pero varía el intervalo entre la conjunción invisible y la luna nueva visible. Si deseamos ubicar las fechas de los antiguos meses judíos, podemos computar por tablas astronómicas el momento de la conjunción en cualquier año de la antigüedad, y calcular el primer día del nuevo mes tomando en cuenta la hora de la conjunción, según la hora de Jerusalén y la velocidad angular de la Luna. Pero nunca podemos estar seguros de haber logrado reconstruir con precisión ese antiguo año calendario según se empleaba entonces, porque no podemos estar seguros de conocer todos los factores variables en la observación de la creciente, ni tampoco sabremos si durante el período comprendido por los papiros arameos de Elefantina se computaba el año por cálculo o por observación.

R.A. Parker y W. H. Dubberstein¹ han reconstruido un bosquejo de la cronología babilónica, comenzando en 626 AC. En esa monografía han publicado tablas babilónicas de calendario que abarcan varios siglos, basadas en ciertas fechas fijas y ciertos registros documentales de la intercalación del 13er. mes, y reforzadas por fechas computadas. Estas tablas son muy útiles como aproximación. Los autores admiten que no existe total certeza en cuanto a la ubicación del 13er. mes intercalado, lo que permite un error de un día de más o de menos en algunos de los meses. Esta sería una aproximación aceptable para la reconstrucción de un antiguo calendario lunar.

Ya que hay tantos elementos variables implicados en la ubicación del primer día del mes, la de los días restantes de cada mes tiene la misma inseguridad. En consecuencia, la luna llena (que puede ubicarse exactamente por cómputo astronómico) no siempre ocurre en el mismo día del mes lunar. En el período de estos papiros variaba entre el día 13 y el 15 del mes.

Aun en los casos en que un antiguo documento fije, sin lugar a dudas, una fecha lunar o una serie de fechas, no puede reconstruirse el calendario más allá de ese mismo año sin que exista la posibilidad de errar por un mes, a menos que se conozca la ubicación del 13er. mes. No fue sino en el siglo IV AC cuando los babilonios regularizaron la intercalación de los 7 meses adicionales dentro del ciclo de 19 años. No sabemos si los judíos siempre intercalaron el mes a intervalos regulares.

Sin embargo, cuando existen antiguos documentos, podemos tener relativa certeza. Si tenemos tablillas babilónicas que nos indican que determinado año tuvo 13 meses, los meses del calendario de ese año babilónico pueden identificarse con razonable seguridad. Y si tenemos un sincronismo que identifique un día de un mes lunar dado con el día de un calendario conocido, como ocurre en el caso de los papiros de doble fecha de Egipto, pueden incluso conocerse los días de ese mes. Por esta razón, durante un buen período del siglo V AC puede reconstruirse con precisión aproximada el calendario judío usado por los autores de estos papiros. Tal calendario, ha sido reconstruido por Lynn H. Wood y Siegfried H. Horn, ² y muestra el primer día de cada mes judío del 472 al 400 AC.
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¹ Parker, Richard A., y Dubberstein, Waldo H. Babylonian Chronology, 626 B.C.-75 A.D. 2d ed., Providence, R. 1.: Brown University Press, 1956. 47 págs. Contiene una tabulación del primer día de cada mes del calendario babilónico durante este período, según cálculos hechos con las tablas de la luna nueva, que indican los meses intercalados (decimoterceros) que se conocen por aparecer en antiguos documentos. Es útil la presentación aproximada de las fechas del calendario lunar de Babilonia, aunque existe la posibilidad de un error de un día en algunos meses debido a ciertos factores dudosos.* Además, al usar estas tablas babilónicas para determinar fechas relativas a Palestina, es posible encontiar a veces dos clases de discrepancias: (1) un día de diferencia, si el cuarto creciente podía verse en Jerusalén un día antes que en Babilonia debido a la diferencia de longitud; y (2) sin mes de diferencia si el decimotercer mes no se insertaba siempre al mismo tiempo en los calendarios babilónico y judío.

* Al calcular el tiempo exacto de una conjunción que ocurrió hace tantos siglos, existe una cierta incertidumbre inevitable causada por variaciones en los movimientos de la Luna en relación con la Tierra. Esta incertidumbre ha sido estimada de diversas maneras por los astrónomos: en dos o tres horas, o más a menudo, en unos pocos minutos. Este es un alto grado de exactitud, pero una diferencia aun de pocos minutos, si ésta desplaza los primeros momentos en que se hace visible el cuarto creciente para colocarlo antes o después de la puesta de la luna, puede determinar que el primer día del mes lunar sea un día antes o un día después de lo calculado.

² Horn, Siegfried H., and Wood, Lynn H. The Chronology of Ezra 7. 2d ed. rev. Washington: Review and Herald, 1970. 192 págs. Esta obra que versa en primer lugar sobre otro tema, contiene capítulos sobre "Antiguos calendarios civiles", "El calendario hebreo preexílico" y "El calendario judío postexílico", como también una detallada explicación de las fechas de los papiros de Elefantina. Aunque trata indirectamente del calendario, judío, presenta documentos y opiniones autorizadas en muchos puntos específicos que tienen que ver con este tema.