EL DIOS QUE YO CONOZCO

6.04. Calendario Judío en Egipto

Un estudio de esta tabulación y de los 14 papiros de doble fecha, en los cuales se basa (ver 6.01, 6.02, 6.03), deja en claro las siguientes características del calendario judío postexílico:

1. Estos judíos fechaban según su propio calendario, en forma ligeramente distinta del sistema babilónico.

2. A diferencia de los persas, pero igual que los judíos repatriados en Jerusalén (Nehemías 1: 1; 2: 1; ver: El año postexílico en la Biblia), computaban los años de reinado del rey a partir del otoño y no de la primavera.

3. A diferencia de los egipcios, pero siguiendo la antigua costumbre de Judá consideraban como "año de ascención" (ver Método de cómputo con año de ascensión) el intervalo entre la ascensión al trono del nuevo rey y del siguiente día de año nuevo, después de lo cual comenzaba el "año primero" del reinado.

4. Habían adoptado, con ortografía aramea, los nombres babilónicos de los meses. Aparecen los 12 en estos papiros.

5. Aunque no se menciona un segundo mes de Adar, los intervalos entre las fechas de ciertos papiros indican el uso de un 13er. mes en diversos momentos.

6. Si no conocían un ciclo fijo de 19 años como tal, evidentemente usaban su equivalente, pues los intervalos entre estos papiros de doble fecha implican un promedio de 7 años de 13 meses en cada ciclo de 19 años.

7. Es probable que estos años judíos de 13 meses cayeran con frecuencia en los mismos años que en Babilonia tenían 13 meses. En la tabulación de Horn y Wood se intercalan los mismos meses que aparecen intercalados en las tablas de Parker y Dubberstein (Babylonian Chronology, edición de 1956), salvo pocas excepciones, como cuando los babilonios intercalaban un segundo Elul en vez de un segundo Adar en el año 17.º de su ciclo, como lo hicieron regularmente -y en tiempos posteriores, invariablemente- después de que el ciclo babilónico quedó fijo.

8. Estos judíos no parecen haber usado el segundo Elul. De tres papiros fechados en los años 17.º del ciclo, cuando esperaríamos encontrarlo, dos no prueban esa costumbre, y uno prueba definitivamente que en ese año no computaron un segundo Elul.

9. Por el momento, la evidencia de que el calendario se hubiera basado en cálculos y no en la observación de la Luna, no es del todo concluyente, pues la relación entre las fechas del calendario y la Luna se ha interpretado de las dos maneras por causa de los factores variables. Pero hay indicaciones de que era calculado hasta cierto punto.

10. Aunque no hay una prueba concluyente de que se hubiese calculado la duración de los meses en este período (No. 9), es interesante notar que una posible sucesión fija de meses de 30 y de 29 días desde Nisán hasta Tishri -lo que daría por resultado un número fijo de días entre la pascua y la fiesta de los tabernáculos- concuerda con las fechas de estos papiros. Un calendario reconstruido basado en esta sucesión concuerda razonablemente con los movimientos reales de la Luna.

11. Hasta donde pueda verse por estos papiros, parece que no se hubiera permitido que el 1º de Nisán tuviese lugar antes del equinoccio de primavera.¹ Es decir, que si el mes después de Adar comenzaba antes del equinoccio, se lo consideraba 2º Adar, y se postergaba Nisán hasta el mes siguiente. (Esto contradice la opinión posterior de los rabinos que afirmaron que en el período postexílico la pascua ocurría en la primera luna llena después del equinoccio de primavera.)

12. No hay indicaciones de la costumbre de reajustar la duración del año para evitar que la pascua y otras fiestas cayesen en ciertos días de la semana, como se hizo en una revisión del calendario efectuada mucho después del tiempo de Cristo.

Los colonos judíos de Egipto que escribieron estos papiros tenían relaciones con sus hermanos repatriados en Palestina, pero no sabemos si esa relación era suficiente como para permitirles mantener la exacta sincronización de la intercalación del 13er. mes con la práctica seguida en Jerusalén.²

Es notable que estos papiros de doble fecha, que no podrían haberse conservado en Jerusalén, pero que se han preservado en el clima más seco de una lejana colonia judía en Egipto, hayan surgido ahora para darnos una idea del calendario postexílico en uso.

Estos documentos muestran que los judíos

(1) retenían su propia manera de computar el tiempo, independientemente de sus vecinos egipcios; y que

(2) usaban un sistema diferente del sistema babilónico que empleaban sus gobernantes persas, el cual muchos eruditos suponían que habrían adoptado. Tampoco estos judíos parecen conocer nada de ciertas reglas que se les atribuyen en las tradiciones posteriores de la Mishnah y la Gemara, en los primeros siglos de la era cristiana.

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¹ A menos que se acepte la divergencia mencionada en la nota 2.

² Cierta prueba, no concluyente, ha inducido a algunos eruditos a pensar que en un período los colonos no hicieron el reajuste debido: que por intercalar un número suficiente de meses adicionales permitieron que su calendario se apartase del ciclo normal de 19 años, lo que dio como resultado el comienzo del año en una fecha muy adelantada y que entonces, por causa de una relación más estrecha con el judaismo que resurgía en Palestina, corrigieron el error intercalando el 13er. mes con más frecuencia. Facilmente podría haber ocurrido esto, pero la evidencia se basa en fechas dobles no concluyentes o discutidas. Si esto hubiera ocurrido, sería interesante conocer la causa. Posiblemente se hubiera debido a que en el sur de Egipto, la cosecha de cebada, más precoz que en Palestina, no podía servir de guía.

6.03. El problema de reconstruir un antiguo calendario

Ya que se conoce el calendario egipcio de este período, puede ubicarse el equivalente juliano de la fecha egipcia. Aunque se desconozca el año, puede derivarse del sincronismo de la fecha lunar con la solar, porque la fecha lunar, que se desplaza al menos 10 días en un año, sólo puede concordar con la fecha solar egipcia aproximadamente una vez en 25 años. En esta forma estos papiros de doble fecha pueden fecharse según el calendario juliano AC. Usando estas fechas establecidas como puntos de referencia, puede reconstruirse la tabulación del calendario judío usado en Egipto durante buena parte del siglo V, con un mayor grado de precisión de lo que puede lograrse con el calendario babilónico, aunque puede bosquejarse este calendario con aproximación, durante un período mucho mayor. Con referencia a los calendarios egipcio y juliano, ver CRONOLOGIA BÍBLICA.

Puesto que las fechas de muchos de estos papiros pueden fijarse con una variación máxima de un día, en cada caso se conocen las fechas de todo ese mes con la misma precisión. Existe la posibilidad de la discrepancia de un día, o acaso dos, en la fecha exacta de los otros meses de ese año, si el comienzo del mes dependía aún de la observación de la Luna. El tiempo de la luna nueva astronómica, es decir de su conjunción, puede calcularse en base a tablas lunares modernas para cada uno de estos meses, pero varía el intervalo entre la conjunción invisible y la luna nueva visible. Si deseamos ubicar las fechas de los antiguos meses judíos, podemos computar por tablas astronómicas el momento de la conjunción en cualquier año de la antigüedad, y calcular el primer día del nuevo mes tomando en cuenta la hora de la conjunción, según la hora de Jerusalén y la velocidad angular de la Luna. Pero nunca podemos estar seguros de haber logrado reconstruir con precisión ese antiguo año calendario según se empleaba entonces, porque no podemos estar seguros de conocer todos los factores variables en la observación de la creciente, ni tampoco sabremos si durante el período comprendido por los papiros arameos de Elefantina se computaba el año por cálculo o por observación.

R.A. Parker y W. H. Dubberstein¹ han reconstruido un bosquejo de la cronología babilónica, comenzando en 626 AC. En esa monografía han publicado tablas babilónicas de calendario que abarcan varios siglos, basadas en ciertas fechas fijas y ciertos registros documentales de la intercalación del 13er. mes, y reforzadas por fechas computadas. Estas tablas son muy útiles como aproximación. Los autores admiten que no existe total certeza en cuanto a la ubicación del 13er. mes intercalado, lo que permite un error de un día de más o de menos en algunos de los meses. Esta sería una aproximación aceptable para la reconstrucción de un antiguo calendario lunar.

Ya que hay tantos elementos variables implicados en la ubicación del primer día del mes, la de los días restantes de cada mes tiene la misma inseguridad. En consecuencia, la luna llena (que puede ubicarse exactamente por cómputo astronómico) no siempre ocurre en el mismo día del mes lunar. En el período de estos papiros variaba entre el día 13 y el 15 del mes.

Aun en los casos en que un antiguo documento fije, sin lugar a dudas, una fecha lunar o una serie de fechas, no puede reconstruirse el calendario más allá de ese mismo año sin que exista la posibilidad de errar por un mes, a menos que se conozca la ubicación del 13er. mes. No fue sino en el siglo IV AC cuando los babilonios regularizaron la intercalación de los 7 meses adicionales dentro del ciclo de 19 años. No sabemos si los judíos siempre intercalaron el mes a intervalos regulares.

Sin embargo, cuando existen antiguos documentos, podemos tener relativa certeza. Si tenemos tablillas babilónicas que nos indican que determinado año tuvo 13 meses, los meses del calendario de ese año babilónico pueden identificarse con razonable seguridad. Y si tenemos un sincronismo que identifique un día de un mes lunar dado con el día de un calendario conocido, como ocurre en el caso de los papiros de doble fecha de Egipto, pueden incluso conocerse los días de ese mes. Por esta razón, durante un buen período del siglo V AC puede reconstruirse con precisión aproximada el calendario judío usado por los autores de estos papiros. Tal calendario, ha sido reconstruido por Lynn H. Wood y Siegfried H. Horn, ² y muestra el primer día de cada mes judío del 472 al 400 AC.
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¹ Parker, Richard A., y Dubberstein, Waldo H. Babylonian Chronology, 626 B.C.-75 A.D. 2d ed., Providence, R. 1.: Brown University Press, 1956. 47 págs. Contiene una tabulación del primer día de cada mes del calendario babilónico durante este período, según cálculos hechos con las tablas de la luna nueva, que indican los meses intercalados (decimoterceros) que se conocen por aparecer en antiguos documentos. Es útil la presentación aproximada de las fechas del calendario lunar de Babilonia, aunque existe la posibilidad de un error de un día en algunos meses debido a ciertos factores dudosos.* Además, al usar estas tablas babilónicas para determinar fechas relativas a Palestina, es posible encontiar a veces dos clases de discrepancias: (1) un día de diferencia, si el cuarto creciente podía verse en Jerusalén un día antes que en Babilonia debido a la diferencia de longitud; y (2) sin mes de diferencia si el decimotercer mes no se insertaba siempre al mismo tiempo en los calendarios babilónico y judío.

* Al calcular el tiempo exacto de una conjunción que ocurrió hace tantos siglos, existe una cierta incertidumbre inevitable causada por variaciones en los movimientos de la Luna en relación con la Tierra. Esta incertidumbre ha sido estimada de diversas maneras por los astrónomos: en dos o tres horas, o más a menudo, en unos pocos minutos. Este es un alto grado de exactitud, pero una diferencia aun de pocos minutos, si ésta desplaza los primeros momentos en que se hace visible el cuarto creciente para colocarlo antes o después de la puesta de la luna, puede determinar que el primer día del mes lunar sea un día antes o un día después de lo calculado.

² Horn, Siegfried H., and Wood, Lynn H. The Chronology of Ezra 7. 2d ed. rev. Washington: Review and Herald, 1970. 192 págs. Esta obra que versa en primer lugar sobre otro tema, contiene capítulos sobre "Antiguos calendarios civiles", "El calendario hebreo preexílico" y "El calendario judío postexílico", como también una detallada explicación de las fechas de los papiros de Elefantina. Aunque trata indirectamente del calendario, judío, presenta documentos y opiniones autorizadas en muchos puntos específicos que tienen que ver con este tema.

6.02. Se retienen los calendarios locales bajo el gobierno persa

Cuando Ciro el persa conquistó Babilonia, no la incorporó a Persia bajo un gobierno provincial. Anexó el reino a su primer dominio y tomó el título de rey de Babilonia, además de su título como rey de Media y de Persia.

En Babilonia, los persas adoptaron el idioma y la cultura del país como también el calendario babilónico. Los sacerdotes babilonios, custodios del conocimiento astronómico acumulado a través de los siglos, y del sistema del calendario, prosperaron bajo la protección persa e hicieron nuevos progresos en la regulación del calendario.

De la misma manera, cuando Cambises, hijo de Ciro, anexó Egipto al Imperio Persa, dispuso que continuara el sistema de gobierno egipcio, pero se hizo coronar rey de Egipto. Entonces gobernó el país por medio de un gobernador que era nominalmente el virrey del "faraón" persa. Se retuvieron el sistema legal del país y el calendario egipcio.

En épocas posteriores, los romanos siguieron la misma política de permitir el uso de varios calendarios locales más antiguos en las provincias orientales, aunque finalmente en todo el imperio se ajustaron esos calendarios para que coincidieran con el año juliano de 365 días y 1/4 ; se conservaron los nombres habituales de los meses, pero se ajustó la duración de los mismos para que coincidiera con los meses romanos de 30 y 31 días.

Parece que bajo el gobierno persa en Egipto se preparaban los documentos de acuerdo con las leyes locales, y se los fechaba según el calendario del lugar.

Los papiros de Elefantina, con pocas excepciones, llevan la fecha del día y del mes egipcios, y el año de reinado del rey persa computado según el calendario solar egipcio (comenzado a partir del mes de Thoth). Esto era razonable, pues no se podía esperar que dos ciudadanos comunes que firmasen un contrato en Egipto pudiesen saber cuándo debían realizar el pago o cuándo vencería un contrato, si se daban las fechas de acuerdo con un calendario extranjero.

Pero los documentos en cuestión -los papiros de Elefantina- fueron redactados por judíos que vivían en una comunidad judía y que usaban su propio calendario, diferente del de Egipto. Por lo tanto, muchos de estos papiros llevan fecha doble, no sólo según el calendario oficial egipcio, sino también según el calendario judío.

Por ejemplo, uno de ellos está fechado "en el día 18 de Elul, es decir el día 28 de Pajons, año 15 del rey Jerjes". Esto significa que el documento fue firmado en un día que era el 18 del mes lunar judío de Elul y también el 28 del mes egipcio Pajons, en el año 15 del rey persa Jerjes.

Otro dice: "En el 24 de Sebat, año 13, que es el día 9 de Athyr, año 14 de Darío [II] el rey ". Aquí se dan dos años. En el calendario judío la fecha caía en el año 13, pero en el calendario egipcio ya había comenzado otro año. Por lo tanto, la misma fecha caía en el año 13 de Darío II, según el cómputo judío, y en el año 14 del mismo rey, según el cómputo egipcio.

Estas fechas dobles muestran que los diversos pueblos del Imperio Persa usaron sus propios calendarios, aunque bajo este imperio los egipcios retuvieron -como siempre lo habían hecho- su calendario solar de 365 días, (calendario que finalmente legaron a Roma, y por medio de ésta, a nosotros).

Además, los judíos como minoría en Egipto, tenían libertad para usar su propio calendario, aunque fuese diferente del egipcio. La fecha legal de estos documentos parece haber sido la egipcia, porque cuando aparece una sola fecha es generalmente la egipcia, en la cual se computa el año de reinado según el calendario egipcio. Sin embargo, muchos de estos papiros llevaban fecha doble, tanto la egipcia como la judía.

6.01. Documentos judíos provenientes de Egipto

El documento mencionado al final de la entrada anterior, es uno de más de 100, escritos sobre papiros en arameo. Fueron hallados en la isla de Elefantina, en el río Nilo, en las ruinas de una guarnición fronteriza colonizada por mercenarios judíos y sus familias.

Estos papiros arameos de Elefantina (a veces llamados erróneamente papiros de Asuán) forman una de las colecciones de documentos antiguos más interesantes. Hay testamentos, títulos de propiedad, contratos, cartas y otros documentos del siglo V AC, el siglo de Esdras y Nehemías.

Entre estos documentos, además de aludirse a los asuntos públicos y particulares de los judíos residentes en la isla, también hay mención de temas tan interesantes como los judíos en Palestina, la pascua, un funcionario mencionado en la Biblia, y un templo judío construido en Elefantina por los colonos.

Estos papiros, algunos de los cuales aún estaban enrollados y con su sello, nos muestran la forma exacta del idioma que hablaban los judíos después del exilio: el arameo, muy similar al hebreo, que se usaba internacionalmente en Babilonia y en todo el Imperio Persa. También nos revelan la ortografía y la caligrafía, la tinta y el "papel" que se empleaban cuando los exiliados regresaron a Palestina. Contienen la fraseología legal de un decreto similar a los que se citan de los archivos persas en el libro de Esdras: los mismos pasajes arameos del libro de Esdras que algunos críticos citaban como pruebas de que dicho libro, según ellos, no era auténtico.

Los antiguos papiros de Elefantina hicieron surgir diferencias de opinión entre los eruditos, y hasta algunos los consideraron como falsificaciones por la forma insólita en que muchos de ellos llevan la fecha. Se trata de una fecha doble, expresada según dos calendarios diferentes, cuyos años de reinado algunas veces parecen no coincidir. Pero estas fechas dobles constituyen una excelente prueba de su autenticidad, porque sincronizan las fechas del calendario egipcio con las del judío, de manera que podemos calcular el día exacto cuando fueron escritas. Estas fechas confirman la cronología de los reinados de ese período según se computa en el Canon de Tolomeo.

Los colonos judíos de Elefantina habían estado en Egipto antes de que Cambises, sucesor de Ciro, conquistase al país y lo transformara en parte del Imperio Persa. No sabemos si llegaron como exiliados después de que Nabucodonosor destruyó a Jerusalén, como lo habían hecho los que se llevaron consigo al profeta Jeremías. Pero las referencias que en estos documentos se hacen a la religión revelan las mismas condiciones que Jeremías había deplorado: la mezcla de paganismo con el culto a Jehová. En el templo judío de Elefantina se adoraba a Jehová junto con las deidades paganas.

No sólo resultan interesantes las fechas y los contenidos de estos documentos judíos, sino que las fechas nos proporcionan información acerca del calendario judío del período.

5.06. El año postexílico en la Biblia

Ezequiel no deja en claro si los años de su era, comenzando con el exilio de Joaquín, se computaban a partir de Nisán o de Tishri, o si se los contaba por aniversarios de la fecha del cautiverio del rey. Pero si Ezequiel computó el año a partir de la primavera, como generalmente se cree, puede haber procedido así porque vivía en Babilonia y usaba el calendario oficial babilónico, en el cual el año comenzaba con Nisanu (Nisán). De ser así, su sistema no hubiera tenido nada que ver con la práctica judía.

Se cree generalmente que Hageo, y también, posiblemente, su contemporáneo y colega Zacarías (aunque en este caso no hay seguridad), usaron el año contado a partir de la primavera, porque si los acontecimientos narrados en Hageo 1: 1 y 2: 1, 10 están en orden cronológico, los meses 7º y 9º siguieron al 6º mes del 2º año de Darío, lo que no podría haber ocurrido si en el 7º mes se hubiese comenzado un nuevo año.

El libro de Ester, que identifica a Nisán como 1er. mes, Siván como 3º y Adar como 12º, no aclara la forma en que computaban los judíos el comienzo del año, puesto que las fechas en este libro aparecen en relación con actos oficiales de los magistrados del gobierno persa. Quizá esos acontecimientos estaban fechados según el calendario babilónico, adoptado por los gobernantes persas desde el momento cuando Ciro conquistó Babilonia.

En tiempos de Esdras y Nehemías (Esdras y Nehemías fueron originalmente un solo libro), hay pruebas de que los judíos que habían vuelto a Palestina contaban los años del rey a partir del otoño, probablemente según el calendario civil cuyo año comenzaba en Tishri.

Nehemías menciona el mes de Kislev (Quisleu o 9º mes) como anterior a Nisán (el 1er. mes) en el 20º año de Artajerjes (Nehemías 1: 1; 2: 1). Evidentemente computaba así como se habían computado los años de reinado en el antiguo reino de Judá, a partir del 7º mes, el de Tishri, y no de acuerdo al año nuevo persa, en Nisán.

Aunque los acontecimientos mencionados en estos dos meses sucedieron en el palacio del rey persa, el libro no fue escrito hasta después de que Nehemías fuera a Jerusalén para reconstruir allí la comunidad judía. En tal situación - durante la restauración de una administración judía en la antigua capital de Judá - era natural que hubiese un resurgimiento de patriotismo y un retorno al antiguo calendario y año de reinado de Judá.

Además, el documento de una colonia judía en Egipto, escrito en el mismo siglo de Esdras y Nehemías, indica que también los judíos de Egipto usaban un calendario cuyo año comenzaba en el otoño.

5.05. Los nombres postexílicos de los meses

Después del regreso del exilio, se adoptaron los nombres babilónicos de los meses, con ligeras variantes ortográficas. En lo que se refiere al comienzo del año, parece que en los libros postexílicos de la Biblia se usa tanto el cómputo que empieza en otoño como el que empieza en primavera.

Debe recordarse que de cualquier manera que se calcule el año, Nisán siempre es el 1er. mes, Tishri el 7.º y Adar el 12.º. Así el año civil comienza con el 7.º mes y termina con el 6.º. Esta correlación de los meses y los equivalentes aproximados en nuestro calendario, aparecen en la siguiente tabla: