EL DIOS QUE YO CONOZCO

1.02. El primitivo calendario hebreo

El primitivo calendario hebreo, tal como aparece en la Biblia, estaba admirablemente bien adaptado a las necesidades de un pueblo que carecía de relojes, calendarios impresos y, hasta donde lo sepamos, de astronomía.

Se basaba en principios sencillos: el comienzo del día era a la puesta del sol, las semanas se contaban en forma continuada con siete días cada una, el mes comenzaba con la luna nueva, y el año era regulado por la cosecha.

Por supuesto que tal calendario debía ajustarse para que el año se mantuviese en la debida relación con las estaciones, pero lo mismo puede decirse de nuestro calendario solar, usado hoy en la mayor parte del mundo.

La diferencia es que nuestro año tiene sólo aproximadamente un cuarto de día menos que el verdadero año de las estaciones determinado por el Sol, mientras que el año lunar corriente de 12 meses "lunares" tiene 10 u 11 días menos que el verdadero año solar.

Nosotros ajustamos nuestro calendario solar dejando acumular el error durante 4 años para luego agregar el 29 de febrero en el año bisiesto.

En el calendario lunar ese error de 10 u 11 días sigue hasta acumularse todo un mes, que se corrige agregando un 13er. mes, cosa que ocurre cada dos o tres años (7 veces en 19 años).

Los israelitas no poseían el conocimiento astronómico necesario para elaborar un calendario solar como el que hoy usamos, con sus ajustes de año bisiesto; pero en ocasión del éxodo Dios instituyó un método sencillo y eficiente para que el año del calendario no estuviera permanentemente fuera de relación con las estaciones del año natural.

1.01. Introducción

Los que tienen vecinos judíos saben que éstos festejan el día de año nuevo, al que llaman Rosh Hashanah, entre septiembre y octubre.

Si se le pregunta a un rabino la fecha de Rosh Hashanah, explicará que es el primer día del mes judío de Tishri, pero que cae en diferentes fechas durante los meses de septiembre u octubre, ya que debe coincidir aproximadamente con la luna nueva.

Esto ocurre porque los judíos tienen un calendario lunar, ahora modificado, pero calculado originalmente según los movimientos de la Luna.

En los tiempos antiguos, la aparición de la nueva creciente al ponerse el sol, tras varias noches sin Luna, señalaba el comienzo del primer día de cada nuevo mes.

El rabino podría también explicar que la temporada de año nuevo dura hasta después de Yom Kippur (el día de la expiación), el 10 de Tishri, el día más solemne de todo el año, cuando todos los judíos deben concurrir a la sinagoga.

Si consultamos la Biblia en cuanto a esta información, encontramos que el día de año nuevo (llamado "conmemoración al son de trompetas") y el día de la expiación acaecían el día 1.º y el día 10.º del mes 7.º (Lev. 23: 24-32), y no del mes 1.º; y que la pascua, que en Palestina siempre cae en primavera [marzo-abril], se celebraba el ler. mes (Lev. 23: 5).

La respuesta a este enigma la hallaremos si estudiamos el origen y la naturaleza del calendario judío, según está en la Biblia y en otros registros de la antigüedad.