Nada se dice en cuanto al número de días comprendidos en un mes.
En épocas posteriores la duración de los meses y los intervalos entre años de 13 meses se calculaban por reglas astronómicas, y se formó un calendario fijo y sistematizado. Pero al principio los meses deben haberse determinado por la observación directa de la Luna.
Puesto que las fases de la Luna se repiten cada 291/2 días, aproximadamente, la luna nueva reaparecía al atardecer, al concluir el día 29.º ó 30.º del mes.
Generalmente la duración de los meses alternaba entre 30 y 29 días, pero podían ocurrir variantes. No sólo se trata de las leves variantes en el movimiento de la luna que afectan la uniformidad de los intervalos, sino que las condiciones atmosféricas pueden impedir la visibilidad de la luna nueva.
En los escritos judíos posteriores se informa que era costumbre buscar la Luna nueva al final del 29.º día. Si se la veía después de la puesta de sol, se calculaba como primero del mes entrante el día que se iniciaba; si no se la veía aún, o si había nubes, ese día era el día 30.º.
Al día siguiente del 30.º siempre comenzaba un nuevo mes, aun si la luna estaba oculta tras las nubes. De este modo, podía producirse una secuencia de dos o aun tres meses de 30 días, aunque esto no era habitual. Los musulmanes hoy día cuentan sus meses por la observación de la Luna (en sus relaciones con el mundo occidental usan también el calendario gregoriano). De esta manera, puede ocurrir que en localidades aisladas la fecha lunar se halle un día adelantada o atrasada en relación con la fecha de una aldea vecina.
En épocas posteriores la duración de los meses y los intervalos entre años de 13 meses se calculaban por reglas astronómicas, y se formó un calendario fijo y sistematizado. Pero al principio los meses deben haberse determinado por la observación directa de la Luna.
Puesto que las fases de la Luna se repiten cada 291/2 días, aproximadamente, la luna nueva reaparecía al atardecer, al concluir el día 29.º ó 30.º del mes.
Generalmente la duración de los meses alternaba entre 30 y 29 días, pero podían ocurrir variantes. No sólo se trata de las leves variantes en el movimiento de la luna que afectan la uniformidad de los intervalos, sino que las condiciones atmosféricas pueden impedir la visibilidad de la luna nueva.
En los escritos judíos posteriores se informa que era costumbre buscar la Luna nueva al final del 29.º día. Si se la veía después de la puesta de sol, se calculaba como primero del mes entrante el día que se iniciaba; si no se la veía aún, o si había nubes, ese día era el día 30.º.
Al día siguiente del 30.º siempre comenzaba un nuevo mes, aun si la luna estaba oculta tras las nubes. De este modo, podía producirse una secuencia de dos o aun tres meses de 30 días, aunque esto no era habitual. Los musulmanes hoy día cuentan sus meses por la observación de la Luna (en sus relaciones con el mundo occidental usan también el calendario gregoriano). De esta manera, puede ocurrir que en localidades aisladas la fecha lunar se halle un día adelantada o atrasada en relación con la fecha de una aldea vecina.
Pero los judíos, que vivían en una zona relativamente pequeña, parecen haber tenido un sistema centralizado y controlado por los sacerdotes en Jerusalén. La tradición sostiene que los que avistaban la luna nueva avisaban con señales de fuego que había comenzado el nuevo mes, y estas señales se transmitían de cerro en cerro para que todo Israel pudiese comenzar junto el nuevo mes.
En tiempos posteriores, y con seguridad en la forma revisada del calendario adoptado después de Cristo, los 6 meses desde Nisán hasta Elul tenían alternadamente 30 y 29 días, y cualquier reajuste exigido por la observación de las fases de la Luna se hacía en otra parte del año, para que los intervalos entre las fiestas fuesen siempre los mismos. Tales reajustes no se habrían hecho si el comienzo del mes hubiese dependido todavía de la observación de la luna nueva.
Cuando David dice que "mañana será nueva luna" (1 Samuel 20:5), no implica necesariamente que los meses se fijaban por cálculos adelantados.
David podría haber hecho el cálculo partiendo del mes anterior sin equivocarse en más de un día, o podría haber hablado en el día 30, en el que necesariamente el mes debía terminar.
No tenemos datos para saber en qué momento se adoptó un sistema de cálculos regulares, pero es probable que esto no ocurrió sino en épocas posteriores.
Las fechas de los documentos escritos en las tablillas de arcilla en Babilonia, muchos siglos después de David, no muestran ninguna sucesión fija de meses de 30 y de 29 días, y los cómputos babilónicos hechos con anticipación, con respecto a un mes definido, a menudo dejaban un día de margen.
Cuando David dice que "mañana será nueva luna" (1 Samuel 20:5), no implica necesariamente que los meses se fijaban por cálculos adelantados.
David podría haber hecho el cálculo partiendo del mes anterior sin equivocarse en más de un día, o podría haber hablado en el día 30, en el que necesariamente el mes debía terminar.
No tenemos datos para saber en qué momento se adoptó un sistema de cálculos regulares, pero es probable que esto no ocurrió sino en épocas posteriores.
Las fechas de los documentos escritos en las tablillas de arcilla en Babilonia, muchos siglos después de David, no muestran ninguna sucesión fija de meses de 30 y de 29 días, y los cómputos babilónicos hechos con anticipación, con respecto a un mes definido, a menudo dejaban un día de margen.